¿Eres de los que piensan que la armonía empieza por la casa?, y la casa no es solo tu salón: es también tu rellano, tu portal y, en el fondo, tu comunidad de vecinos o tu barrio.
Si los clásicos literarios nos enseñan a ser mejores personas, la vida en comunidad nos enseña a ser… mejores vecinos. Y seamos honestos: no siempre es fácil. En la era de la prisa y el contactless, hemos olvidado las reglas de oro que nuestros abuelos conocían al dedillo.
Para que la próxima junta o reunión de vecinos no termine en un drama digno de una ópera italiana, aquí te dejamos Los 10 Mandamientos del Buen Vecino. Una guía para la convivencia, con mucho humor y un poco de sabiduría ancestral.
La Ley Fundamental del Rellano (Los mandamientos)
1. No levantarás el taladro antes de las 10:00 (y menos un sábado)
El ruido es el archienemigo de la paz. Este mandamiento es sencillo, pero vital. Los decibelios deben ser respetuosos con el horario de sueño ajeno. Si te vas a convertir en un manitas constructor, avisa con una nota y respeta la siesta. El sueño, querido vecino, es sagrado.
2. Honrarás a tu vecino con silencio (especialmente si es día de partido)
Sí, entendemos que tu equipo haya marcado el gol de la victoria. Pero el grito de júbilo incontrolado, sea la hora que sea, además de un buen susto para el ajeno a la situación, es también una falta grave. Las emociones fuertes se gestionan con la ventana cerrada o se expresan con un amago de golpe en el suelo, no con una celebración que despierte, o deje al borde del infarto, a todo el bloque.
3. No convertirás el rellano en un almacén
Las bicicletas, las macetas extra y esa estantería que lleva seis meses esperando ser subida no pertenecen al espacio común. El rellano es un lugar de paso, no la extensión de tu trastero. El minimalismo en el portal es un signo de buena vecindad. Lo mismo podemos aplicar a calles o aceras.
4. Usarás el felpudo con diligencia
El polvo del camino debe quedarse en la puerta de tu casa. Usar el felpudo es un acto de cortesía que demuestra respeto por la persona que limpia (o que le toca barrer esa semana). Es un gesto pequeño, pero dice mucho de tu educación.

5. Recordarás la contraseña o botón del portero automático
Cuando pides comida a domicilio o un paquete, asegúrate de que el repartidor sepa tu nombre, botón o código. Hacer que todo el bloque tenga que atender al timbre por tu falta de previsión es una ofensa leve, pero constante.
6. No comentarás ni juzgarás las visitas de tu vecino
La vida de los demás no es un reality show. No importa quién entra, a qué hora o con qué pinta. La discreción es la base de la buena convivencia. Tus vecinos son tus aliados, no el tema de conversación del ascensor.
7. Si usas vuelves tarde, cerrarás la puerta con mimo
El portazo en horas intempestivas es un crimen acústico. Trata las puertas comunes como si durmiera un bebé al otro lado.
8. Ofrecerás ayuda (aunque sea para sujetar un mueble)
La comunidad se construye con pequeños gestos. Si ves a un vecino luchando por subir las bolsas de la compra o un mueble, ofrece ayuda. Ese minuto de esfuerzo puede ser el inicio de una buena relación vecinal.
9. No dejarás que el olor de tu comida domine el portal
Amamos el cocido y la paella, pero la ventilación es clave. Un aroma agradable está bien; un «perfume» que te obliga a abrir la ventana en invierno, no tanto. Piensa en la intensidad de tus especias, especialmente si vives en un piso pequeño.
10. Dejarás una nota amable si sabes que vas a molestar
Vas a dar una fiesta. Vas a montar un mueble. Tienes una fuga de agua. No pasa nada. Un aviso a tiempo con un «Disculpen las molestias. Durará hasta X hora» (y, si quieres ser un héroe, acompañado de un trozo de bizcocho) es el antídoto contra cualquier enfado vecinal. La comunicación es la llave de la paz.
Conclusión Mentapoleo: Un Café en el Rellano
El verdadero encanto de la vida de antes estaba en el porta, en las aceras. En el saludo, en el café de la vecina, en el saber que había una red de apoyo.
Si aplicamos estos diez mandamientos con un poco de humor, nuestra vida será mucho más sencilla. Porque al final, el buen vecino no es el que nunca molesta, sino el que sabe disculparse y tiene empatía.
Y tú, ¿cuál es el mandamiento que añadirías a esta ley no escrita? ¿Cuál ha sido tu peor (o mejor) experiencia en el rellano? ¡Déjanos tu confesión en los comentarios!

