Por qué Farmacia de Guardia (1991-1995) era la auténtica Slow TV y reflejo de nuestra vida social
Si en 2025 estamos enganchados a series trepidantes, llenas de cliffhangers y giros de guion a la velocidad de la luz, en los 90 la televisión nos ofrecía un tipo de placer mucho más sutil: la tranquilidad de lo previsible.
Y ninguna serie encarna mejor esa filosofía de la Slow TV española que ‘Farmacia de Guardia‘.
En Mentapoleo.net, reivindicamos la rebotica de Lourdes Cano como nuestro verdadero refugio. Aquello no era solo una serie; era una clase semanal de costumbrismo, una lección de paciencia y, sobre todo, un espejo de un ritmo de vida que, hoy, parece ciencia ficción.
Coge tu batamanta y el Teleprograma de la época, y volvamos a la farmacia abierta 24 horas.

1. El ritmo de la rebotica: Sin prisa, pero sin pausa
Hoy, las series exigen que todo avance: el protagonista tiene un trauma, debe salvar el mundo y resolver tres crímenes antes de los créditos. Farmacia de Guardia nos enseñó lo contrario: la vida, la de verdad, sucede en los tiempos muertos y las conversaciones banales.
- El Slow de la trama: La gran mayoría de los capítulos giraban en torno a una visita inesperada, un malentendido de barrio, la última ocurrencia de Kike o la tensión no resuelta entre Lourdes y Adolfo. La acción dramática era mínima. La tensión residía en ver si Lourdes finalmente colgaría el teléfono o si Don Enrique se emborracharía.
- La tiranía del lugar fijo: La serie se desarrollaba casi enteramente en dos sets: la farmacia y la rebotica. No había grandes exteriores, ni saltos geográficos. Esto obligaba a guionistas y espectadores a centrarse en el diálogo y en la psicología de los personajes. El espacio se convertía en un santuario donde la vida acelerada de fuera (la nueva España del 92) apenas se colaba.
- El consuelo de la rutina: El espectador se sentía parte de la familia. Sabíamos que se reirían de Adolfo, que Rómulo diría alguna burrada y que Lourdes, con su paciencia infinita, lo arreglaría todo. La rutina televisiva era nuestro ancla semanal.
2. De «La llamada intencional» al «Cliente fijo» (Conexión Mentapoleo)
Nuestro último artículo hablaba de la «Llama Intencional» de la llamada de teléfono fijo. La farmacia era la versión física de esa intencionalidad social:
- El pretexto para el encuentro: Los clientes iban a la farmacia a por aspirinas, pero se quedaban a charlar con Pili o a confesar sus problemas a Lourdes. El medicamento era el pretexto; la conexión humana era el verdadero tratamiento.
- Un espejo del barrio: En una época sin WhatsApp ni redes, la farmacia, como el bar de Los Ladrones Van a la Oficina, era el nodo social del barrio. Te enterabas del cotilleo, de la salud del vecino y de las novedades de la vida sin necesidad de un feed de noticias.
3. Maridaje: El tono de Lourdes vs. el tono de hoy
Para entender la magia slow de la serie, comparemos el rol de Lourdes Cano con el arquetipo de protagonista femenino de hoy:
| Lourdes Cano (Farmacia de Guardia, 90s) | Protagonista Femenina de Serie de Plataforma (2020s) |
| El Drama: Su exmarido quiere volver a ligar y su hijo adolescente suspende. | El Drama: Es una detective traumatizada que debe resolver un cold case mientras lidia con un abuso infantil. |
| El Ritmo: Reflexivo, resolutivo, cínico, pero siempre cariñoso. | El Ritmo: Frenético, en constante peligro, con una urgencia irresoluble. |
| El Refugio: La rebotica. Siempre hay tiempo para un café y escuchar a Pili. | El Refugio: La copa de vino tinto que se bebe sola al final del día. |
Lourdes Cano representaba la paciencia y el realismo vital; la protagonista de hoy representa la ansiedad y la inminente crisis. Nos gustaba más la primera, porque nos permitía respirar a la misma velocidad que ella.
Conclusión Mentapoleo: La tranquilidad de que todo sigue igual
En un mundo de Fast Content, la nostalgia por Farmacia de Guardia es la nostalgia por la tranquilidad. Por los guiones que no buscaban sorprender, sino acompañar; por las tramas que se resolvían en la misma semana y que no requerían un recap de 10 minutos.
A veces, la mejor serie no es la que te emociona, sino la que te dice que, aunque la vida sea un caos (representado por Adolfo), tú tienes un sitio seguro donde volver (la rebotica).
Y tú, ¿qué serie española de los 90 recuerdas con más cariño? ¿Fuiste del equipo Farmacia o del equipo Médico de Familia? ¡Cuéntanos qué anécdota de la rebotica te marcó en los comentarios!

